Hay días que parecen calcados: el mismo café, las mismas notificaciones, la misma lista interminable que no se encoge. Y, aun ...
Respiramos mejor en casas que no nos persiguen con “pendientes” en cada esquina. Aun así, el día a día deja bolsas en la ...
El vapor empañaba el espejo y el jabón, una pastilla color ámbar con olor a lavanda, descansaba en la jabonera. Me enjaboné ...
Hay noches que no se arreglan con una infusión ni con apagar el móvil. Hay noches que piden un gesto. Uno solo. Con las manos ...
Abres el armario. La barra parece un vagón en hora punta. Perchas cruzadas, camisas que se resbalan, un pantalón que jurabas ...
El despertador no falla, las notificaciones tampoco, y el café a toda prisa sabe a deuda pendiente. La mañana se decide en ...
Las pantallas gritan. Los envases brillan. Las paredes compiten con los objetos por llamar nuestra atención, y al final del ...
Hay días que empiezan en rojo: mensajes que arden, reuniones que se pisan, un café que se enfría. Corremos en piloto ...
La escena es simple: quieres una tarta casera, tierna y con olor a domingo. Abres el armario y te das cuenta de que no hay ...
En invierno el hambre pide cuchara, pero la nevera no siempre ayuda. Hay días de frío en los que solo hay una cebolla cansada ...
Ese primer gesto que haces al abrir los ojos decide más de tu día que tu agenda. No es magia. Es palanca. Y casi siempre lo ...
Hay noches en las que el frío entra por las mangas y la casa parece más grande de lo que es. Abres la despensa, miras esa ...